sábado, 28 de mayo de 2011

Kyù, la pelusa del salón

Hace tiempo que tengo ganas de presentaros a nuestro pequeñín, el nuevo miembro de la familia: Kyù, el canijo lagomorfo okupa de la alfombra.


¿Por qué un conejo es una perfecta mascota? os preguntaréis, pues bien, hay varias razones:
- No requiere tanta responsabilidad como un perro
- No genera alergias a pesar de la gran cantidad de pelo que tienen, como puede pasar con los gatos
- Son más cariñosos que otros pequeños animales, como cobayas o hamsters
- Son diurnos, por lo que de noche duermen y no molestan
- Sus excrementos son prácticamente inodoros
- Son muy aseados, no hace falta lavarles porque ya lo hacen ellos mismos, además se acostumbran a hacer sus necesidades en una esquina y no suele haber peligro de que lo hagan por la casa.


Lo único que hay que proporcionarle es agua fresca, pienso de buena calidad y sobretodo mucho heno. El nuestro vive en una jaula con un esquinero para las cacas y con una tumbona para dormir.

También es bastante necesario vacunarle contra la mixomatosis y la pastereulosis dos veces al año, tener cuidado de que gaste los dientes royendo heno y que no tenga problemas intestinales, como diarrea y bolas de pelo.

Si os interesa, en todas las tiendas de mascotas los hay, de angora, berlier francés, mariposa... también pueden adoptarse. Si queréis más información podéis entrar en la web de la Asociación Nacional de Amigos del Conejo.



martes, 24 de mayo de 2011

Pantera Negra, Torre de Cristal, Oscuridad (cuento II)

Hace mucho tiempo, cuando la noche era día y el día una simple idea, en las yermas tierras de la oscuridad nació un delicado ser. La última de las flores púrpuras de la desesperación se derramó inerte, calmada. Un llanto rasgo la eternidad, su tez refulgía bajo la noche, destellos pálidos y mortecinos de delicadeza astral resbalaban por sus mejillas, precipitándose cual lágrimas desde sus hermosos ojos, dos cuentas del más exquisito cristal jamás tallado, dos estrellas masivas a punto de implosionar... Ese día el equilibrio se rompió, la oscuridad comenzó a palidecer a su alrededor, pues con su despierta mirada engullía las tinieblas y alimentaba su negro corazón. La realidad, hasta inalterada, corría un gravísimo peligro, la pantera negra de ojos azules rugía con fiereza en su nuevo renacer. Tan fuerte fue el estallido elemental que las órbitas de los planetas temblaron y una estrecha fisura surgió en la Torre de Cristal.


Desde que el Caos sucedió a la Nada la Torre sirvió de hogar a los Guardianes Eternos, valerosos Warlocks encargados de salvaguardar el destino del Todo. Trece eran los guardianes, expertos en el fuego, la tierra, el aire, el agua y el vacío. Elementos vitales que pulsaban rítmicamente entrelazando los tejidos del Todo. Pero he aquí que solamente uno de ellos poseía la capacidad de mutar las tinieblas, comprender la oscuridad, Xandor del Ojo Argenteo, Mariscal de las Tinieblas y Señor de la Alta Magia. Tal y como cuenta la vaga leyenda que llegó hasta nuestros días, una vez reunido el Consejo, Xandor fue elegido entre el resto de hermanos para llevar a cabo la complicada misión de destruir a la malvada criatura. Mientras tanto, en las Arenas Negras de Éxilon una Pantera merodea ocultándose tras las dunas, sembrando el terror entre las pobres criaturas que por aquel entonces nuestros antepasados conocían como humanos. Desgarrados, degollados, cabezas cercenadas a dentelladas, miembros devastados como briznas de trigo en un campo de primavera, sangre y muerte cubiertas de arena, y tras todo esto, dos ojos, dos gemas azules sedientas de vida, sedientas de oscuridad. Los rumores no tardaron en llegar a lo más alto de la Torre, relámpagos de dolor que crujen resonando por los cielos, muerte en el viento. Xandor, lomos de su viejo dragón gris, surcó durante años todas las tierras de todas las existencias, diez planos elementales visitó, pero en ninguno de ellos puedo encontrar a su feroz enemigo, sólo restaba uno, el Mundo del Aire. Esto era un enorme problema, pues en estas tierras habitan las criaturas más mezquinas, tramposas y mentirosas del Todo. Seres ávidos de poder que no dudan ni un sólo instante con tal de obtener aquello que buscan. Especialistas en el arte de la ilusión, poderosos magos del engaño, dolorosos enemigos. No existía alternativa, así que el poderoso guerrero, rasgó el último de los muros del vacío para penetrar en la Tierras de la Mentira y afrontar su incierto destino.


La verdad es que no fue difícil encontrar a la Engullidora de Oscuridad, pues un sendero de luz corrupta plagaba las tierras cual baldosines etéreos de nula opacidad. La extraña senda lo condujo a un extraño bosque de piedra, el ruido había dejado de existir, al igual que el color, una extinción total de brillo plagaba la zona, y en lo alto de una escarpada roca se perfilaba la sinuosa forma de una mujer. Una melena de llamas rojas ondulaba en el aire que se consumía a su alrededor, era fuego puro que azotaba el viento como látigos de magma incandescente. Bajo la exuberante pira salvaje dos destellos de frío hielo oteaban la distancia clavándose en el rostro de Xandor, el cual comprendió que la gran batalla acaba de comenzar. La bella dama alzó los brazos y exhaló un poderoso gemido gutural, un millar de enormes pájaros negros rodearon su cuerpo, fundiéndose con su carne, cambiando, fluyendo, hasta que solamente existió una sombra felina de exageradas dimensiones, una enorme pantera que trotaba por la escarpada pared, amenazante, mostrando su boca llena de afiladas cuchillas blancas. Era extremadamente veloz, tanto que parecía ignorar la presencia del tiempo, todavía no sabemos si realmente era ella quien se movía, o por lo contrario era el universo el que se doblegaba bajo su voluntad. Lo que si sabemos es que en el primer envite la criatura arrancó de cuajo uno de los brazos del poderoso mago, pero éste también cobró su pieza, pues con furia berseker asestó un terrorífico tajo en el costado de la negra bestia. Ambos retrocedieron, tiempos eternos sucedieron a aquel primer choque. Asalto tras asalto los dos seres descargaron su rabia, su ira; y porque no decirlo, su desesperación. Los movimientos comenzaron a dejar de ser caóticos, los cuerpos danzaban como el agua torrencial por la arisca ladera de una montaña nevada, dientes, espada, garras, mordiscos... Finalmente, en un descuido del mago, que más adelante veremos que no fue tal, la pantera clavó sus dientes en la desprotegida garganta de su cansada víctima. La esencia manaba a borbotones, oscuridad en estado puro, sangre de la creación, nada parecido a lo que antes había alimentado a la negra pantera. Su cuerpo dejó de tener félidas proporciones, la cola se desvaneció, el oscuro manto dio paso a una fina capa de piel blanca y en torno a las afiladas fauces surgieron dos islas de jugosa carne, dos fuertes labios que presionaban el cuello mortecino de Xandor. La llameante melena se fue enfriando hasta caer calmada sobre el rostro del tembloroso caballero. La pantera se separó asustada, indecisa. De su boca manaba líquida negrura, resbalaba desde sus labios a sus senos perfectos. El mago se desplomó sobre una de las rodillas, tratando de detener la hemorragia con su única mano. Ambos se miraron, azul contra ámbar, oscuridad frente a oscuridad. Xandor, tras durísimos esfuerzos, consiguió levantarse, avanzando con pésima dificultad hasta su oponente que permanecía inmóvil frente a sus ojos. Asiendo su espada cual cayado se detuvo a escasa distancia de la sorprendida criatura, que aguardaba la mortal puñalada. Cuál fue su sorpresa cuando el guerrero la agarró por la nuca y besó fuertemente su boca ennegrecida. La oscuridad derramada, resbalaba antinatura desde el suelo al interior de sus bocas, llenándolos de vida y muerte, de odio y felicidad, de bien y de mal. El beso comenzó a consumirlos, a quemarlos, cual pavesas ardientes se petrificaron, dejando tras ellos un monolito de cenizas que estalló en mil partículas que cubrieron el universo, creando aquello que los antiguos humanos llamaban energía, pero que hoy en día conocemos con el nombre de Destino.

Blanca y Noble (cuento I)



Son siete las colinas que elevan Roma, majestuosas, pero mudas ante los actos perversos del hombre. Ya estoy más que cansado del griterío, de la masa humana que sucumbe bajo el calor día tras día para contemplar piedras derruidas, historia destruida por la propia historia. Encumbramiento del hombre, declive de la sociedad, no existe el futuro, y menos ahora.

- ¡Sargento! ¡Sargento Caffarelli! Los hombre necesitan su permiso para llevarse el cuerpo- Eran las siete de la mañana, el primer espresso del día no había llegado todavía a mi estómago y ya tenía que dar órdenes, ¿por qué elegí esta vida? Apagué el cigarrillo bajo mi pie, ajusté mi cinturón y me dirigí hacia la víctima. Se trataba de una mujer, complexión más bien delgada, edad en torno a los 27 años y en cuanto a su belleza, mejor no hablar de ello, el asesino había desfigurado totalmente su rostro. Por la dirección y la profundidad de los cortes todo apuntaba a que habían sido hechos con unas tijeras, pero sería el forense quien dictaminara eso, no yo. Mi única función era firmar, otra vez.


La colina Capitolina estaba habitada por las tribus de la edad del bronce en el siglo XIV a.C., fue el origen de Roma, su epicentro (o al menos eso decían los libros de historia); hoy ensombrecida por el monumento a Vittorio Emanuele II ha servido como escenario para un asesinato que bien podría haber sido llevado a cabo por aquellas tribus antiguas. El tiempo pasa, el viento se alimenta de la piedra, pero las almas siguen siendo negras, siguen siendo humanas. Lo más triste de todo es que esta mañana Roma seguirá igual, la piedras no muestran piedad por los muertos, pero tampoco lo hacen los vivos.

El viaje de vuelta a la comisaría fue tan lento y tedioso como siempre, coches que aprietan el claxon, coches que frenan, ventanillas que gritan mientras las ruedas se estremecen por el calor del asfalto. El tiempo se detiene y la brea ondula, un disco se torna verde, aprieto el acelerador giro a la derecha, quito el contacto, me siento en mi mesa. Odio mi vida. Pero el trabajo no me deja pensar en ello.

- Sargento Caffarelli su mujer ha llamado hace diez minutos, ha insistido en que la llame lo antes posible, dijo que era importante- Para Adrianna todo era importante, todo menos yo. Los actos reflejos se suceden, levanto el teléfono, marco el número de casa, mi lengua se seca, frunzo el ceño, y ahí está la respuesta - Pronto, ¿quién es? - su voz retumba egoista en mis oidos - Soy yo, Marco - ni siquiera me dejó terminar la frase - Ah perfecto, cuando acabes de trabajar pasa por Campo de’Fiori y busca algunas flores bonitas para poner en la mesa esta noche, tenemos invitados - la odio, esta noche quería ver jugar a la Roma contra la Lazzio, y lo peor de todo es que ella lo sabia - Cariño... esta noche... - ya había colgado, odio mi vida, odio a mi mujer.


La mañana continuó como de costumbre, firmar un papel, sellar otro, llamar, colgar, café, pastillas para la jaqueca, el circulo se cierra y se redibuja. A pesar de todo, la mañana ya ha pasado y puedo dejar mi puesto, al menos por el momento. Ahora comienza la odisea de llegar a Campo de’Fiori. Lo mejor será que coja el metro. No es mi medio de transporte preferido, pero no tengo ganas de luchar contra el viscoso tráfico de la ciudad. El metro está atestado, como no. Cabezas deprimidas, manos que enarbolan asideros sucios de a saber cuantas manos, sudor nacido del sufrimiento, dulce y pegajoso rencor. Una vez en la calle la ola me lleva, los turistas se apelotonan, siguen los paraguas de los guías como mariposas embobadas por una hermosa llama azul, un azul cianótico como el de la piel de la mujer muerta. ¿Por qué pienso en ella ahora? Maldito estrés; engullo otra pastilla y continúo con mi errático avance. Al cabo de un rato ya puedo oler las fragancia de millares de flores. Colores vivos, brillantes, frescos y exuberantes, ¿y ahora qué? Un momento, algo vibra en mi bolsillo. Maldita sea, es un número de la comisaría,tengo que responder.


- Sargento Caffarelli hemos identificado el cuerpo, se trata de Elissa Merescci. Por lo que sabemos, residía en el Trastévere. Los vecinos nos han informado de que vivía sola en un pequeño apartamento alquilado, además muchos de ellos están seguros de que solía ir al culto de la sinagoga del Tempio Maggiore, en Lungotevere Cenci, por lo que creemos que pertenecía a la comunidad ebrea. Entre sus pertenencias únicamente hemos encontrado su documentación, algo de dinero y una pequeña flor blanca, que el servicio del botánico ha identificado como edelweis, creo que me han dicho que sólo crece en unas montañas alemanas o austriacas, bueno, no sé, tendrá el informe sobre su mesa mañana a primera hora.


- Gracias por todo Maurice, nos vemos mañana - Maurice era un joven policía que acababa de ingresar en el cuerpo. No era demasiado despierto, pero tenía buen corazón, con un poco de perseverancia seguramente algún día llegará a ser capitán, quién sabe.


Campo de’Fiori estaba atestado, cómo no. Lo primero sería decidir que tipo de flores compraba, Adrianna era muy meticulosa en cuanto a lo que decoración se refiere, y a mi no me apetecía discutir nada más llegar a casa. Lo mejor sería un color neutro, un blanco o un rosa muy claro, un momento, unas flores blancas serían perfectas con la vajilla negra, si creo que es una buena idea. Lo malo va a ser encontrar flores en buenas condiciones a estas horas. Pregunto al tendero del primer puesto, pero me dice que ya está recogiendo y que sólo tiene lo que queda en los calderos. La historia se repite en 5 puestos más, estoy perdido. Otra pastilla, las sienes palpitan. Al final de la plaza diviso un pequeño puesto alejado de los demás que parece no estar recogiendo. Avanzó a toda velocidad, llegué. El vendedor no parece italiano, es demasiado alto y su piel es rosada. En su saludo percibo una extraña entonación - Ciao, ¿qué desea her caballero? - creo que es alemán - Estoy buscando unas flores para un centro de mesa, y a bien ser, blancas - creo que ha entendido lo que le he dicho, pero no estoy seguro, se lo repito más despacio. Asiente con la cabeza - Lo siento cabalero pero no tengo flores blancas mas, puede estas azules si desea - La forma en que lo ha dicho ha sido hasta graciosa, pero esas flores son bastante feas, no sirven. Recorro todo el puesto con la vista de forma desesperada, algo tiene que haber que sirva (¿qué hago yo aquí comprando flores?), y en ese momento lo veo, sobre la solapa de su chaqueta reposa una pequeña flor blanca de exquisita factura que nunca jamás había visto - Disculpe, ¿qué flor es esa que lleva en la chaqueta?- Edelweis, responde él, lo sabía - ¿Tendría alguna a la venta? - mi mirada estaba clavada en la suya - Estas flores son muy caras y muy especiales, provienen de las elevadas montañas alemanas, sólo crecen allí. Yo mismo las recolecté - Una explosión martillea mis sienes, mi mano se dirige instintivamente hacia la pistola, pero me detengo al menos de momento - ¿quiere decir qué sólo usted las vende aquí? - la pregunta creo que llegó a parecer inocente - Realmente no las vendo, son demasiado valiosas, esta me la dio mi padre cuando volvió de la guerra. Verá usted, cada soldado alemán para demostrar su valía debía subir a las montañas y tomar una delicada flor de edelweis que prendería sobre su solapa en la lucha contra esos suci.. contra los judíos - era él, tenía al asesino - Y ahora si no va a comprar nada, déjeme por favor, tengo flores que cortar - mientras pronunciaba la frase asió unas viejas tijeras rojas de óxido, y comenzó a recortar los tallos de las flores. Un millón de cosas pasaron por mi mente, no podía pensar con claridad, pero entonces reaccioné - Quiero que entregue una blanca flor de edelweis perfectamente cortada a mi esposa, no hable, lo sé todo, ésta es la dirección, no se preocupe por el dinero, aquí tiene mil euros - los había sacado del banco para comprar un televisor nuevo - ¿entendido? Y después no quiero volverlo a ver en Roma - El hombre asintió y comenzó a desmontar el puesto. Yo aproveché para telefonear a mi mujer y decirle que llegaría un poco más tarde, le dio igual, pero no sabía hasta que punto todo iba a dejar de importarle. Mientras hablaba con ella me alejé del Campo de’Fiori hacia la Vía Giulia y allí me tome una cerveza, y después otra, ¿qué había hecho?¿Tan harto estaba de todo? ¡Mierda! Me levanté como un rayo, derribé la mesa a mi paso, los turistas me miraban entre estupefactos y asustados, pero todo daba igual, quizá aún estuviese a tiempo de salvar a mi mujer y de detener a un asesino, ¿en qué estaba pensando? Con la carrera mi cuerpo se estremecía a cada zancada, la sienes retumbaban con el ritmo de una galera en guerra, cada golpe era una sílaba de la palabra asesino que castigaba mi cerebro. Al cabo de una hora conseguí llegar a casa. El ascensor me pareció una opción lenta, subí al cuarto piso ya casi sin respiración, desenfundé mi pistola y abrí la puerta, y allí estaba ella. Me miraba perpleja mientras sonreía - Deja de hacer el tonto, no te vas a librar de la cena - se acercó y me besó en la mejilla, allí estaba, la flor de edelweis, prendida en su pelo- muchísimas gracias cariño, es una flor preciosa, además el repartidor me explicó lo rara y exquisita que esta flor, te quiero - me abrazó con fuerza. Mi cuerpo temblaba, el sudor recorría mi frente, ¿qué diablos soy? Soy un monstruo y solamente yo lo sé, tal vez sea mejor así. Adrianna es feliz, ¿qué le diré cuando me pregunte por el televisor nuevo? Tendré que hacer horas extra. Odio mi vida.


lunes, 23 de mayo de 2011

Circo de los Horrores



"Un tétrico carnaval estrambótico ha llegado a su ciudad, señora... Pasará miedo, suplicará por su mísera alma y dejará escapar su imaginación hasta el más oscuro rincón de las entrañas del despreciable ser que habita en usted, cual parásito flagelado que la devorará desde el interior" Una cosa más o menos así debería rezar el anuncio del, ya presente en León, Circo de los Horrores.

El pasado sábado 21 de Mayo, jornada de reflexión, junto con un puñado de los que hasta entonces consideraba como amigos, me dirigí al León Arena para disfrutar de una "tranquila y amena" noche circense. Todo comienza con una entrada salvaguardada por un pequeño ghoul con la sangre a medio chupar rasgando con maldad cada una de las entradas. Paso a paso nos fuimos sumergiendo en un oscuro pasillo que desembocó en la gran carpa, un sudario negro que piramidal se alzaba ante nuestros ojos, fatuo, misógino, hambriento de víctimas. El siguiente paso fue conocer al acomodador que cual macabro Caronte condujo nuestras almas a, según sus palabras, nuestras privilegiadas localidades. Ya no había vuelta atrás, éramos propiedad del inframundo; y así comenzó el espectáculo, un fino y alegre purgatorio personal.

Los hechos se sucedieron de forma rápida e imprecisa; un Nosferatu que cual sombra del vampiro se abalanzaba sobre las multitudes, y de pronto una nariz roja, roja como la sangre que mana de la boca de un lobo asesino surgió a la pista, y como bufón de Luis XV tendió su mano hacia mi cuerpo y me arrastro a las sombras. Cual Dante en Divina Comedia fui torturado en una pequeña silla que rezumaba gusto amargo y hedor a frío sudor; sin bien mi vida no corría excesivo peligro mis nalgas temblaban estupefectas ante tan nefanda situaciación. ¿dónde estaban los amigos? Pues bien, yo se lo diré: sentados cual vegetales en primavera con mandíbulas desencajadas de tanto reír (no les culpo, hasta yo tuve que ceder a la ironía). El susto pasó, y finalmente conseguí no partirme el culo del todo ( ja ja, lo sé). Sudor, calor, por fin sentado, pero ¿por cuánto tiempo? Poco. Minutos después me encontraba atado por la sensual prima de la mismísima Isabel Báthory, la cual ni corta ni perezosa me hizo ladrar para su disfrute (sorpresa se tuvo que llevar), como premio colocó sobre mis hombros a su delicada y viperina mascota nívea que poco a poco se enrosco en mis muñecas, una simple introducción a la máscara de cuero o a los cuchillos voladores que vendrían con posteridad. El purgatorio es un camino hacia la introspección de la oscuridad del alma y esa noche, para ser sinceros, me olvidé la linterna. Muchas cosas más pasaron, los que estuvimos allí lo sabemos. Los que quieran saberlo, que vayan (de verdad que lo recomiendo). Pero... permitidme un pequeño consejo, nunca jamás le digáis a un demonio que os llamáis Christopher.

domingo, 8 de mayo de 2011

Arroz para Sushi

Comenzamos con la primera entrada de la tercera temporada de nuestro maravilloso blog. Y va a ser un post de cocina, porque nos pilláis ahora mismo preparando unos makis, nigiris y temaris.
Hay muchas recetas de cómo preparar la base de estos platos tan japoneses, según el artista japonés y seguro que nuestra receta no es del todo ortodoxa pero nos funciona y no es muy difícil.

INGREDIENTES
Arroz de sushi
Agua
6-8 cucharaditas de vinagre de arroz
3-5 cucharaditas de azúcar
1/2-1 cucharaditas de sal
1-2 de salsa de soja

PREPARACIÓN
Lo primero que hay que hacer es lavar el arroz para eliminar el almidón, hasta que el agua salga transparente. Este paso es muy importante, si no, la textura no será la adecuada para luego montar el plato.
A la hora de cocer el arroz usaremos el mismo volumen de agua que de arroz. Una vez que empiece a hervir se mantiene, a fuego medio y tapado durante unos 10 minutos.
A continuación se aparta del fuego y, sin destapar, se deja reposar 10 minutos, y otros 10 minutos sin tapa.
A continuación se le añaden el aliño que se hacen con el resto de los ingredientes.
Por último se deja en extendido en una bandeja o cuenco amplio cubierto con un paño húmedo.

Un truco importante a tener en cuenta es mojarse las manos para manipular el arroz.
Listo para usar


El retorno

Cada cierto tiempo, cual ciclo solar, este blog desaparece y vuelve a aparecer, incómodo, lo sé. El mundo laboral es complejo y el tiempo efímero. Aunque, también es verdad, la desidia y la abulia juegan papeles muy importantes dentro del anárquico mundo "bloguero" de Espíritus de Ceniza. Una vez más, y siempre gracias a vuestra paciencia, retomamos este proyecto que tanto desagrada a mucho y tanto gusta a unos pocos. Como novedades, presentaremos una serie de nuevas secciones que abrirán aun más el ya amplio abanico de temas que compone este crisol céreo; y además a partir de hoy nos podréis hacer un "follow on twitter" gracias a la dirección @EspirituCeniza, en la que además de mis tonterías diarias podréis enlazar los nuevos post cenicientos.